Hace tiempo que tengo pendiente este post, tanto que ya pensaba si al final sería de esos que acaban en el tintero para siempre, que quieres escribir pero con tiempo y en condiciones porque ¡te apetece! y justo por eso, se convierten en los "post que nunca terminas".
El caso es que justo en las últimas semanas, nos escriben muchos novios que se quieren casar el año que viene en sus casas o en alguna finca que "no sea de bodas". No quieren el lugar en el que han estado mil veces, que en la puerta del baño tenga un cartel que diga ASEOS, o una entrada que diga Parking Autobuses. Un lugar en el que sentir que su boda es especial porque el entorno también lo es. En el que levantarte por la mañana y desayunar con tu madre y tu familia, ponerte los rulos todas juntas, mirar por la venta y ver como tu boda se va montando poco a poco. Ver cómo llegan las flores, se ponen los manteles y todo con tu bata y los nervios de alguna amiga que está en la habitación junto a la tuya haciéndose las uñas.
Pero no siempre es fácil casarte en casa si tu casa no es lo suficientemente grande, si tus padres tampoco quieren volverse locos o a veces sencillamente porque lo que te gusta es el plan pero la idea de que 300 personas vean los marcos del salón...no tanto.
Y pensando en lugares en los que poder contarle a los novios que pueden encontrar este plan, recordé la visita que hice hace unos meses a La Casa de los Tomillares, en Candeleda (como a 2h de Madrid o un poquito menos). Fue una escapada relax con mi marido, de esas de las que parece que en lugar de 48h te has ido 1 semana. ¡Y me enamoré del lugar! De su decoración exquisita, de su comida, de sus vistas, de la casita para niños que me parece sacada de un cuento, de la piscina que solo pudimos mirar porque no era época para baños, de las vistas a la Sierra de Gredos.
Y hablando con sus dueños nos enseñaron las bodas que habían celebrado allí. Algo que empieza como "la boda de una hija o una amiga" y se convierte en también la de un sobrino, del hijo de un amigo...
Un lugar maravilloso para una boda cóctel (o así me lo imaginé yo), para una boda familiar aunque el espacio desde luego permite bodas enormes, una boda en la que dormir en sus habitaciones la noche de antes y desayunar la mañana después, en la que darte un baño en la piscina después de bailar 8 horas con tus tacones de Jimmy Choo. Un lugar en el que pasar un fin de semana, con tu familia contigo, con tus amigos en casas cercanas, con la magia que envuelve a los lugares especiales en los que cada pequeño objeto está colocado con mimo.
Y si aún no te has enamorado como yo de lo que te cuento, prueba un fin de semana, huye con tu prometido/a a pensar en vuestra boda y descubre el lugar. De verdad que es un refugio de los buenos para estar tranquilo, para pasear, para hacer la lista de invitados, para cenar las delicias que Carolina te prepara y si tienes suerte, para encender la chimenea del salón y no querer salir de la manta en toda la tarde.
¡Feliz Boda en Casa!

El caso es que justo en las últimas semanas, nos escriben muchos novios que se quieren casar el año que viene en sus casas o en alguna finca que "no sea de bodas". No quieren el lugar en el que han estado mil veces, que en la puerta del baño tenga un cartel que diga ASEOS, o una entrada que diga Parking Autobuses. Un lugar en el que sentir que su boda es especial porque el entorno también lo es. En el que levantarte por la mañana y desayunar con tu madre y tu familia, ponerte los rulos todas juntas, mirar por la venta y ver como tu boda se va montando poco a poco. Ver cómo llegan las flores, se ponen los manteles y todo con tu bata y los nervios de alguna amiga que está en la habitación junto a la tuya haciéndose las uñas.
Foto Mr. Colorín
Pero no siempre es fácil casarte en casa si tu casa no es lo suficientemente grande, si tus padres tampoco quieren volverse locos o a veces sencillamente porque lo que te gusta es el plan pero la idea de que 300 personas vean los marcos del salón...no tanto.
Y pensando en lugares en los que poder contarle a los novios que pueden encontrar este plan, recordé la visita que hice hace unos meses a La Casa de los Tomillares, en Candeleda (como a 2h de Madrid o un poquito menos). Fue una escapada relax con mi marido, de esas de las que parece que en lugar de 48h te has ido 1 semana. ¡Y me enamoré del lugar! De su decoración exquisita, de su comida, de sus vistas, de la casita para niños que me parece sacada de un cuento, de la piscina que solo pudimos mirar porque no era época para baños, de las vistas a la Sierra de Gredos.
Foto Mr. Colorín
Y hablando con sus dueños nos enseñaron las bodas que habían celebrado allí. Algo que empieza como "la boda de una hija o una amiga" y se convierte en también la de un sobrino, del hijo de un amigo...
Un lugar maravilloso para una boda cóctel (o así me lo imaginé yo), para una boda familiar aunque el espacio desde luego permite bodas enormes, una boda en la que dormir en sus habitaciones la noche de antes y desayunar la mañana después, en la que darte un baño en la piscina después de bailar 8 horas con tus tacones de Jimmy Choo. Un lugar en el que pasar un fin de semana, con tu familia contigo, con tus amigos en casas cercanas, con la magia que envuelve a los lugares especiales en los que cada pequeño objeto está colocado con mimo.
Foto Elena Bau
Foto Elena Bau
Foto Elena Bau
Foto Elena Bau
Foto Elena Bau
Foto Elena Bau
Y si aún no te has enamorado como yo de lo que te cuento, prueba un fin de semana, huye con tu prometido/a a pensar en vuestra boda y descubre el lugar. De verdad que es un refugio de los buenos para estar tranquilo, para pasear, para hacer la lista de invitados, para cenar las delicias que Carolina te prepara y si tienes suerte, para encender la chimenea del salón y no querer salir de la manta en toda la tarde.
¡Feliz Boda en Casa!
